El diseño universal es aplicable a productos y servicios, y estos principios son: Uso equitativo, Flexibilidad, Uso sencillo e intuitivo, Información perceptible, Tolerancia al error, Bajo esfuerzo físico, Tamaño y espacio aprobiados.
Cumplir estos principios implica considerar la accesibilidad desde el principio.
Si se tiene en cuenta el diseño universal y la accesibilidad desde el diseño, las soluciones no requerirán adaptaciones específicas.
Además, las soluciones diseñadas bajo los principios de diseño universal y la accesibilidad, son más fáciles de utilizar por todas las personas.
La accesibilidad, la usabilidad y el ‘user design’ son aspectos muy relacionados.
No puede haber accesibilidad sin usabilidad, ni sería ético hablar de un diseño centrado en un usuario, que no sea accesible a todos los usuarios.
La accesibilidad no es hacer soluciones específicas para personas con discapacidad sino que todas las personas puedan acceder a la misma solución.
La accesibilidad se ayuda de los productos de apoyo, que son herramientas que permiten a una persona con discapacidad realizar tareas y actividades cotidianas.
Una silla de ruedas, un bastón o unas gafas son productos de apoyo.
También lo son los lectores de pantalla, los magnificadores de pantalla o las funciones de subtitulado automático que tienen muchas webs.
Pero en ocasiones la principal barrera que encuentran las personas con discapacidad es un trato no adecuado.
Debemos evitar términos connotaciones negativas como ‘las personas que sufren una discapacidad’.
Lo correcto es referirnos a ‘personas con discapacidad’ en lugar de ‘discapacitados’, porque es importante poner a la persona antes de la discapacidad.
Algunas pautas generales a tener en cuenta para un trato adecuado serían:
Identificarnos antes de empezar a hablar y hacerlo con la persona, no con su acompañante.
Respetar su autonomía y ofrecer nuestra ayuda si nos la piden, por ejemplo para entrar a un lugar.
Mantener la atención en lo que nos cuentan o preguntan.
Reducir la velocidad al hablar, hablar de frente, mirando siempre a la persona, utilizar lenguaje claro y repetir la información si es necesario o proveer de alternativas a lo audible y a lo visual.
Verificar que estamos transmitiendo correctamente los mensajes.
Antes de finalizar la conversación o irnos, asegurarnos de que lo transmitimos previamente.
Por último, resaltar que la accesibilidad beneficia a todas las personas, y es crucial para las personas con discapacidad porque fomenta su inclusión, respetando su autonomía, su dignidad, y su libertad de elección.