El precio medio de la instalación de una rampa para discapacitados es de 3500 €.
Este valor puede oscilar entre los 60 € que puede costar la fijación de una rampa prefabricada de la gama más sencilla a los 35 000 € que podría costar dotar de accesibilidad a una comunidad de propietarios.
Entre los aspectos que determinan esta variación podemos destacar, principalmente, el tipo de rampa a instalar, su extensión, sus materiales constitutivos y las prestaciones complementarias que puedan incorporarse.
La anchura, que debe ser de 120 cm.
Las pendientes variarán en función de la longitud de la rampa: para recorridos iguales o menores a 3 metros, la pendiente será inferior a 10%; cuando son de 3 a 6 metros, la pendiente será inferior al 8% y aquellos de 6 a 9 metros, la pendiente disminuye al 6%.
De ser más largas, dispondrán de varios tramos, con rellanos de descanso.
Además, hay que tener en cuenta que el suelo debe de ser antideslizante y que debe existir un doble pasamanos, entre otros aspectos.
Las rampas que no respetan la normativa podrían suponer un grave peligro para la seguridad ciudadana.
Existentes diversas tipologías que se adaptan a los espacios y las necesidades según la frecuencia de uso, la pendiente, el lugar para el que están pensadas, el peso que han de soportar, etc.
Estos elementos pueden ser permanentes, semipermanentes o portátiles.
Rampas fijas, su uso es permanentemente y su frecuencia de paso es alta.
Se diseñan para ser atornilladas o bien, son construidas en obra.
Suelen ser de aluminio, acero galvanizado, cemento o madera.
Es el modelo más utilizados en edificios abiertos al público.
Rampas semipermanentes suelen ser utilizadas con una frecuencia media, por lo que pueden ser retiradas si las circunstancias lo requieren.
Se realizan, por lo general, en acero galvanizado o aluminio.