La luz es fundamental para la visión, pero no todas las luces son iguales en términos de su efecto en nuestros ojos.
Factores como la intensidad, el color y la calidad de la luz pueden influir en cómo nuestros ojos responden y en la fatiga visual que podemos experimentar.
La luz natural del sol es la fuente de iluminación más beneficiosa para los ojos.
Proporciona un espectro completo de colores y una intensidad adecuada que ayuda a mantener la salud ocular.
La luz blanca cálida, con una temperatura de color entre 2700K y 3000K, es ideal para crear un ambiente acogedor y relajante.
La luz blanca neutra, con una temperatura de color entre 3500K y 4100K, proporciona una iluminación clara sin ser demasiado intensa.
La luz blanca fría, con una temperatura de color por encima de 5000K, imita la luz del día y es excelente para tareas que requieren una alta concentración y precisión, como la lectura y el trabajo manual detallado.
Sin embargo, su uso prolongado puede causar fatiga visual debido a su intensidad.
Es ideal para áreas donde se necesita una iluminación fuerte y clara, pero debe utilizarse con moderación para evitar el cansancio ocular.
La luz blanca cálida es menos probable que cause fatiga ocular.
La luz blanca neutra es adecuada para áreas de trabajo, como oficinas y cocinas, donde se necesita una buena visibilidad sin causar tensión ocular.