La luz cálida se sitúa alrededor de los 2200-3200 Kelvin, mientras que la fría tiene un color entre 5000-6500K.
Por otra parte, también existen las luces neutras, con un rango de 4000-4200K.
Las luces cálidas tienen tonalidades más anaranjadas y suaves, por lo que son perfectas para lugares con ambientes más relajados.
El salón, el comedor o el dormitorio son espacios perfectas para este tipo de iluminación, ya que, al ser habitaciones donde pasamos más parte del tiempo, no nos afecta perjudicialmente a los ojos.
Además, las luces cálidas crean un ambiente más acogedor y relajante en el espacio.
La luz neutra es la más indicada para la cocina o el baño, ya que son espacios donde no pasamos tanto tiempo y es la luz más parecida a la que podría entrar por la ventana.
Sin embargo, hay otras formas de utilizar luces neutras.
Si en tu cocina tienes instaladas luces cálidas, puedes añadir una luz neutra en zonas específicas, como sobre los fogones o en la zona de la encimera.
De esta forma, nos ayudará a enfocarnos mejor en nuestro trabajo y a realizar las tareas de forma más eficiente.
Por otra parte, este tipo de luces más neutras son perfectas para espacios de trabajo, como en el escritorio.