Nunca, nunca coloques la cama de tal forma que tres de sus lados estén pegados a la pared y menos si su posición te impide ver la puerta de entrada al dormorio porque te generará mucha inseguridad.
La visibilidad de la puerta, según esta filosofía milenaria, es clave para sentir calma y control en el espacio más íntimo de la casa.
Toda la energía impactará sobre tu cabeza y menos si además tienes a tu lado una ventana.
Esa configuración, explica, puede resultar especialmente incómoda desde el punto de vista energético, al situar al durmiente en una línea directa con el movimiento del chi —la energía vital—, según los principios del Feng Shui.
Podrías colocar la cama en esta posición, pero tendrías el lado tigre más alto que el lado dragón, lo que te generará irritabilidad y mal carácter.
Es mejor que tu cama descanse en una pared situada en su lado dragón y tenga una buena pared de cabecero.
Según el experto la forma de colocar la cama influye en el bienestar.
Asegurar que la cama tenga un respaldo sólido, que no esté pegada a varias paredes o atrapada en una esquina, que no reciba directamente la energía de puertas o ventanas, y que el entorno invite al recogimiento.