Sigue siendo muy importante la relación y el juego con los padres y demás miembros de la familia.
Le encanta que le hablen, le canten, los juegos de falda, mecerlo y la demostración de afecto: besos, caricias y abrazos.
El paseo empieza a ser un momento para disfrutar y descubrir.
Aprovechar durante el paseo para explicar el mundo que le rodea: gente, tiempo, coches, color de las cosas…
Podemos estimular al bebé ofreciéndole juguetes con diferentes formas, texturas y de colores vivos.
Es importante que el bebé los pueda manipular con seguridad (no se los pueda tragar): que los coja, los suelte y se los lleve a la boca.
Como el bebé ya muestra más interés por todo lo que le rodea lo podemos tener un ratito incorporado en una hamaquita.
Le podemos mostrar libros con imágenes grandes y sencillas nombrando los objetos que van apareciendo con voz clara.
Zona de juego es importante tener una zona de juego en el suelo y habilitarla con piezas de espuma adecuadas para bebés para ofrecer una superficie confortable.
También puede ser interesante una manta sensorial (manta de texturas y colores vivos, zonas que suenan al ser presionadas, objetos que se sacan de los bolsillos…).
Debemos poner al bebé en diferentes posiciones y jugar con él: boca abajo, de lado, boca arriba.
Con este tipo de juegos tonificaremos la musculatura del bebé y la prepararemos para la etapa del arrastre y gateo.