Cada tipo de puerta tiene sus puntos fuertes, y débiles, lo que depende mucho del contexto y característica donde se instala.
Las puertas correderas tienen una gran ventaja, ya que al abrir se posiciona paralelamente a la tabiquería o se insertan dentro de ella.
Por lo que en espacios reducidos es ideal.
En cambio, las puertas abatibles en espacios reducidos generan un paso incómodo, o dificultan la realización de otras actividades.
Por último, no optimizan el uso del espacio.
Si se trata de una puerta que divide dos espacios, las correderas brindan una vista más despejada de los ambientes, sobre todo si se escoge un sistema de dos paneles.
Las puertas correderas ofrecen más puntos positivos, en la mayoría de los casos, incluso en el aspecto sobre la visión del armario, se puede solucionar con un sistema corredero de tres paneles, lo cual brindará mayor rango de acción en esta área.
Lo más indicado es estudiar las opciones que optimicen el espacio, tengan un acabado estético excelente y sean cómodas de usar, esto es lo más importante en la experiencia del usuario y tu cliente.
Todo depende del proyecto, factores como el espacio, presupuesto y la aplicación son esenciales para poder determinar una decisión acertada.
Si es para un armario o habitación, cada una tiene sus fuertes.
Las puertas correderas están siendo más usadas por sus acabados estéticos, con un gran nivel de elegancia, minimalismo y sensación de amplitud, dado que existen modelos que pueden permanecer ocultas.
Los sistemas de puertas correderas invisibles, tienen su propia utilidad y gran valor decorativo, sobre todo cuando se utilizan paneles que contrastan o son idénticos a la tabiquería.
Generalmente las puertas correderas tienden a tener un costo más elevado.
Un aspecto que es totalmente justificado dadas las ventajas que ofrecen en múltiples aristas, pero se pueden encontrar sistemas accesibles con buenos acabados, durabilidad y prestaciones.