Las puertas automáticas son elementos que forman parte de la rutina de gran parte de las sociedades avanzadas. Estas las podemos encontrar en un supermercado, donde se puede atravesar una puerta con sensor de movimiento o, incluso, en una tienda de ropa donde con solo pasar, la puerta tiene la capacidad de detectar el cuerpo y se abre con total comodidad.
Estas puertas cuentan con un mecanismo de apertura y cierre muy específico, que se alimenta a través de una fuente de energía y, que a su vez, desaparece la necesidad de tener que depender de una apertura manual.
Cuando se piensa en puertas automáticas se toman en consideración elementos, como: la facilidad y la comodidad. En la mayoría de los casos, las puertas que se instalan en los comercios, disponen de un sensor de movimiento que tiene la capacidad para detectar la presencia de los usuarios, cuando se aproximan al acceso, lo que hace que puedan abrir automáticamente.
Luego de pasado unos segundos y cuando el sensor ya no llega a detectar al usuario en cuestión, entonces, se vuelve a cerrar de forma automática. Los sensores de movimiento deben estar conformados por un radar de detección especializado para asegurar su funcionamiento correcto para este tipo de puertas.
Básicamente, un funcionamiento simple que favorece significativamente a los comercios, logrando de esta manera, evitar hacer uso de puertas con pomo que exigen el empuje para abrir o cerrar la misma.