Según datos de la Federación Mundial de Sordos, en el mundo se utilizan más de 300 lenguas de signos.
No existe una lengua de signos por cada lengua oral, ya que han ido evolucionando de forma natural a través del contacto entre personas, no necesariamente de forma paralela a la lengua hablada.
Las lenguas forman parte de una cultura.
Por lo tanto, es normal y lógico que exista dicha diversidad.
Al igual que ocurre con las lenguas orales, la lengua de señas ha ido evolucionando a la par que la cultura.
En ese sentido, se adapta a las necesidades de cada cultura.
No será igual el mismo signo para definir ‘fútbol’ en Estados Unidos, que se refiere al fútbol americano -parecido al rugby occidental-, que si estas en España y te estás refiriendo al balompié.
En España, es común verla en la legislación como ‘lengua de signos’.
En menor medida se usan otros conceptos como ‘lengua de señas’ o ‘lengua gestual’.
En los países americanos de habla hispana es tradicional llamarlas ‘lenguas de señas’.
Es el caso también de la ONU, donde en la Convención Universal de los Derechos de las Personas con Discapacidad, se la cita casi siempre ‘lengua de señas’.