Al tocar, oler, escuchar o moverse, los niños no solo se divierten: también desarrollan habilidades cognitivas, motoras y emocionales, un enfoque directamente relacionado con las metodologías activas que entienden el aprendizaje como una experiencia integral.
Puedes crear rincones sensoriales con materiales accesibles y seguros, como bandejas con texturas, botellas sensoriales o instrumentos musicales.
Lo esencial es adaptar las propuestas a cada grupo, mediante experiencias que inviten a explorar con libertad y curiosidad.
Alternar momentos de juego en educación infantil y actividades guiadas permite combinar la espontaneidad con unos objetivos educativos claros.
Fomentar la estimulación sensorial en el aula, además de mejorar el aprendizaje, potencia la creatividad.
Cuando los sentidos están despiertos, surgen ideas, soluciones y formas de expresión únicas.
Incorporar estas actividades supone, en definitiva, sembrar la curiosidad y promover el pensamiento creativo desde los primeros años.