Las puertas equipadas con estos mecanismos son de las más utilizadas en estacionamientos, almacenes y muelles de carga, ya que mejoran la accesibilidad y la seguridad. Sensor óptico infrarrojo
Este tipo de sensor funciona a través de un transmisor y un mínimo de dos receptores con sistemas ópticos integrados en un chip.
Dicho sistema emite una señal que se interrumpe al aparecer un “obstáculo” de cierto volumen, el cual puede ser una persona o un vehículo ubicado entre el transmisor y el receptor.
El cerebro electrónico de este sistema está programado para activar la apertura de la puerta cuando dicho “obstáculo” aparezca.
Es más recomendable para puertas automáticas con poco tráfico o exclusivas.
Sensor de microondas
Un sensor de microondas se caracteriza por su capacidad para detectar cualquier movimiento dentro de su campo de acción, mediante ondas electromagnéticas emitidas por un transmisor de radiofrecuencia a través de una antena.
Dichas ondas son dirigidas a techos, pisos, paredes y otros elementos del entorno que las reflejan de vuelta al emisor.
Cuando aparece un “obstáculo” dentro de su campo de acción, la frecuencia cambia y la puerta se abre.
Es el sistema ideal para cocheras domésticas, por ejemplo, al ser emitidas por un control remoto (emisor).
Sensor combinado
Este tipo de sensor combina tanto la tecnología de infrarrojo como la de microondas, y es más adecuado para sitios o áreas donde el flujo de personas es muy variable.
De este modo, podrá detectar cuando se acerque un flujo considerable de personas y abrirá las puertas cuando se encuentren más cerca.
Por su parte, el infrarrojo aportará mayor seguridad al sistema de apertura y cierre, al captar con mayor fidelidad la cercanía de los objetos.
Estos sensores se utilizan en aeropuertos, supermercados o edificios.