Los cierres hidráulicos pueden ser: sifones individuales, propios de cada aparato; botes sifónicos, que pueden servir a varios aparatos; sumideros sifónicos; arquetas sifónicas, situadas en los encuentros de los conductos enterrados de aguas pluviales y residuales.
Deben ser autolimpiables, de tal forma que el agua que los atraviese arrastre los sólidos en suspensión.
Sus superficies interiores no deben retener materias sólidas;
No deben tener partes móviles que impidan su correcto funcionamiento;
Deben tener un registro de limpieza fácilmente accesible y manipulable;
La altura mínima de cierre hidráulico debe ser 50 mm, para usos continuos y 70 mm para usos discontinuos.
La altura máxima debe ser 100 mm.
La corona debe estar a una distancia igual o menor que 60 cm por debajo de la válvula de desagüe del aparato.
El diámetro del sifón debe ser igual o mayor que el diámetro de la válvula de desagüe e igual o menor que el del ramal de desagüe.
En caso de que exista una diferencia de diámetros, el tamaño debe aumentar en el sentido del flujo;
Debe instalarse lo más cerca posible de la válvula de desagüe del aparato, para limitar la longitud de tubo sucio sin protección hacia el ambiente;
No deben instalarse serie, por lo que cuando se instale bote sifónico para un grupo de aparatos sanitarios, estos no deben estar dotados de sifón individual;
Si se dispone un único cierre hidráulico para servicio de varios aparatos, debe reducirse al máximo la distancia de estos al cierre;
Un bote sifónico no debe dar servicio a aparatos sanitarios no dispuestos en el cuarto húmedo en dónde esté instalado;
El desagüe de fregaderos, lavaderos y aparatos de bombeo (lavadoras y lavavajillas) debe hacerse con sifón individual.