Si nunca hubiéramos visto colores, probablemente aceptaríamos una vida monocromática como normal, pero, en realidad, lo que ocurre es que vemos una amplia gama de tonalidades. El aprendizaje de los colores es una tarea compleja para cualquiera, pero lo es aún más para aquellos que no pueden verlos o tienen dificultades visuales. Un porcentaje de niños no puede experimentar el mundo en color debido a discapacidades visuales, lo que les impide distinguir los colores de la misma manera que los demás. No obstante, este desafío no tiene por qué ser un obstáculo insuperable, ya que con paciencia y las estrategias adecuadas, estos niños también pueden aprender a reconocer los colores. Los métodos multisensoriales son fundamentales para el aprendizaje de los colores en niños con discapacidades visuales. El uso de materiales táctiles, como bloques de diferentes colores y texturas, ayuda a crear asociaciones sensoriales que refuerzan el aprendizaje. Las descripciones auditivas detalladas, junto con herramientas tecnológicas como los lectores de colores, también juegan un papel crucial en este proceso. Aunque es un desafío considerable, la combinación de enfoques pedagógicos, sensoriales y tecnológicos puede mejorar significativamente la calidad de vida de estos niños, favoreciendo su desarrollo personal y educativo. Desde pequeños, aprendemos que el azul es azul porque nos lo enseñan, lo mismo sucede con otros colores primarios, como el rojo o el amarillo. Sin embargo, con colores más complejos, las percepciones pueden variar, dando lugar a debates sobre diferentes tonalidades como el rosa palo o el verde botella.