Esto lo explican muy bien los niños y niñas de los Programas de Infancia de Cáritas.
Algunos de ellos han participado en lo que denominamos “Mapeos de Riesgo y Protección” y en donde les hemos preguntado cómo se sentían de seguros o inseguros en diferentes espacios vitales.
“Las casas que están al lado de mi barrio me dan mucho miedo porque no hay luz y nunca pasa gente por allí”, dice una niña de Cáritas Segovia.
“Cambiaría que las cosas no subieran tanto de precio”, señala un niño acompañado por Cáritas Barcelona.
“Cambiaría a las personas malas y mal educadas”, nos dice una chica de Cáritas Jerez.
“En mi calle hay borrachos y no me gusta, me da miedo.
Tampoco me gustan los mayores que piensan mal; hay algunos que me dicen piropos y, a veces, me han perseguido por la calle”, cuenta una chica de Cáritas Murcia.
“En mi calle hay borrachos y no me gusta, me da miedo.
Tampoco me gustan los mayores que piensan mal; hay algunos que me dicen piropos y, a veces, me han perseguido por la calle”, cuenta una chica de Cáritas Murcia.
La necesidad de crear espacios seguros para los niños en Cáritas surge porque entendemos quela inseguridad paraliza nuestras vidas.
Si no nos sentimos seguros, no nos podemos sentir amados ni amar; y si no podemos sentirnos amados, no es posible sentirnos con autonomía y libertad para tomar decisiones.
Y esto que es importante en cualquier etapa o momento vital, en la infancia y, especialmente la transición a la vida adulta, es esencial.