La inclinación adecuada de una u otra escalera depende del tipo de escalera de mano utilizado puesto que, cada uno de ellos, tiene características y modos de apoyo diferentes que condicionan su seguridad y estabilidad.
En las escaleras de apoyo, que pueden ser simples o extensibles, la inclinación adecuada es de 75º aproximadamente respecto al suelo, lo que equivale a la regla 4:1.
Esta regla establece que, por cada cuatro metros de altura, la base de la escalera debe separarse un metro de la pared o del punto de apoyo.
La Norma EN 131 establece los parámetros de seguridad necesarios para garantizar la estabilidad durante su uso, recomendando una inclinación entre 70º y 75º para las escaleras de apoyo simples y extensibles y un ángulo máximo de apertura de 30º en escaleras de tijera.
Aunque es necesario revisar las indicaciones del fabricante y aplicar buenas prácticas de seguridad antes de usar cualquier tipo de escalera, la formación y la supervisión constante juegan un papel importante para garantizar la seguridad y reducir el riesgo de accidentes por caídas en altura.
El grado de inclinación de las escaleras de tijera de doble acceso, que se expresa como un ángulo máximo entre los dos planos de la escalera, debe ser de 30º como máximo.
Para garantizar la estabilidad durante el trabajo en altura, los dispositivos de seguridad antiapertura deben estar completamente extendidos y bloqueados durante su uso.
Un grado de inclinación incorrecto en la escalera obliga a adoptar posturas forzadas y aumenta la fatiga muscular, incrementando el cansancio y el riesgo de cometer posibles errores durante el trabajo en altura.
Si la inclinación es superior a 75º –es decir, si la escalera está demasiado vertical– se incrementa el riesgo de vuelco hacia el exterior.
Si la inclinación es inferior a 70º –la escalera está demasiado reclinada– aumenta el riesgo de que la base se deslice o que la estructura se deforme o incluso colapse.