Un piso tutelado es un tipo de alojamiento destinado a personas mayores que gozan de un adecuado nivel de autonomía personal, tanto física como psíquica, pero que presentan dificultades para seguir residiendo en su domicilio habitual. Las viviendas tuteladas están diseñadas para ofrecer un entorno seguro y supervisado donde las personas mayores pueden vivir de manera independiente. Estas viviendas pueden ser unipersonales o para parejas y están bajo la tutela de entidades de servicios sociales, que pueden ser públicas o privadas. Normalmente, el Ayuntamiento de la ciudad es responsable de su buen funcionamiento y del trato óptimo hacia los usuarios. Para acceder a un piso tutelado, los beneficiarios deben cumplir ciertos requisitos: Tener al menos 60 años, no tener problemas para realizar las tareas cotidianas, no sufrir alteraciones que impidan la autonomía, ser capaces de realizar tareas domésticas y gestiones necesarias para la vida en común. La capacidad de estas viviendas no debe superar los 10 usuarios para evitar problemas de convivencia y fomentar un ambiente familiar. Los pisos tutelados no solo proporcionan alojamiento, sino que también cubren necesidades de manutención, seguridad y atención médica. Los residentes reciben asistencia para las tareas diarias y tienen acceso a servicios de salud, garantizando así una calidad de vida óptima.