La estimulación sensorial es la entrada de información del entorno al cerebro a través de los sentidos.
El tacto es uno de los primeros sentidos que se desarrolla en el ser humano dentro del útero y ya está activo antes del nacimiento.
A través de este sentido detectamos presión, temperaturas, texturas, contornos, humedad y dimensiones.
Percibimos también el dolor y aprendemos a localizar e identificar las partes de nuestro cuerpo.
El sentido del tacto nos ayudan a estructurar nuestro propio esquema corporal ya que gracias a él recibimos información de las posturas que adoptamos.
Trabajando de forma correcta la estimulación sensorial del tacto conseguimos numerosos beneficios.
Principalmente ayudamos al bebé a crecer y desarrollarse con más rapidez, ya que acelera el desarrollo natural de todo el organismo y estimula el crecimiento del esqueleto y del cuerpo.
Además el tacto activa el sistema hormonal, ayuda a madurar el sistema nervioso y refuerza el sistema inmunológico, y también ayuda a reducir el estrés y facilita el descanso y el sueño del bebé.
El tacto también lo trabajamos mediante el juego, utilizando diferentes texturas el niño aprenderá que sensación produce tocar diferentes materiales, algodón, madera, arena…
Gracias a este juego el niño comprenderá las diferencias entre duro y blando, suave y áspero…