La iluminación ajustable nos permite jugar con la potencia de la luz emitida creando ambientes diferentes, al cambiar la apariencia visual y el estado de ánimo que transmite el espacio. Las bombillas que funcionan con electricidad continua de forma nativa siempre son regulables. Por su parte, las bombillas que llevan un driver para convertir la electricidad alterna, como los LEDs, se han de fabricar expresamente para que se puedan regular. En caso contrario podemos tener problemas de parpadeo, de regulación incorrecta o incluso dañar las propias bombillas. Las bombillas LED regulables nos permiten jugar con la potencia de la luz emitida creando ambientes diferentes, al cambiar la apariencia visual y el estado de ánimo que transmite el espacio. Además de la propia bombilla necesitamos un dimmer para poder ajustar la intensidad de luz. Es aconsejable no comprar las bombillas LED regulables sin antes seleccionar un regulador adecuado. De este modo, ya conoceremos la carga máxima que soporta el regulador y elegiremos la potencia de las bombillas de acuerdo con este valor. Repartir las bombillas de una estancia entre más de un dimmer nos proporciona un mayor control, permitiéndonos ajustar los niveles de luz por zonas y crear un espacio multifuncional. La iluminación ajustable nos permite jugar con la potencia de la luz emitida creando ambientes diferentes, al cambiar la apariencia visual y el estado de ánimo que transmite el espacio. Al optar por la iluminación regulable, es evidente que conseguimos mejorar el confort de cualquier espacio, ya que siempre tendremos disponible la luz justa para la actividad que estemos realizando.