La arquitectura inclusiva es un concepto que busca la inclusión de las personas con diferentes discapacidades en el proceso de concepción y desarrollo de los edificios, a fin de mejorar la calidad de vida de estas personas.
Desde este punto de vista, este nuevo paradigma abre el diálogo entre los arquitectos y los diseñadores para asumir responsabilidades que no sólo corresponden al ámbito social, ecopatrimonial y psicológico, sino también al del urbanismo y la construcción.
Para la realización de edificios o departamentos inclusivos es necesario saber que los mismos deben cumplir con una serie de requisitos incluidos en el Decreto 50 expedido en el año 2015.
En este decreto se habla que las construcciones deben garantizar la igualdad de oportunidades de acceso a personas con discapacidad, así como también disponer de ciertos espacios, servicios y recursos para poder ofrecer una educación inclusiva.
Las plataformas son móviles.
Recorrido del pavimento con contraste cromático.
Terrazas o ramas con rutas accesibles, es importante que no tengan niveles de más de 0,30 metros y que no tengan barandas protectoras.
Guías de tipo táctiles.
Los corredores deben ser espaciosos.
Elevadores cerca de las entradas.
Las rampas no deben tener más de un metro y medio, la pendiente debe ser inferior al 12% de la longitud de la rampa.
Las escaleras tienen que contar con barandas para apoyarse.
Aquellas personas que tengan incapacidad para moverse con normalidad, deben contar con suelos cuyas superficies tengan suficiente fricción.
Además, los suelos no pueden tener irregularidades, así se podrán movilizar mejor.
Se deben instalar rampas para los baños.
Además, cada estancia debe tener el suficiente espacio.
La distribución de colores e iluminación deben hacer sentir cómodas a las personas con problemas de movilidad.