La accesibilidad universal se refiere a la creación de entornos, productos y servicios que puedan ser utilizados por todas las personas, independientemente de sus capacidades físicas, sensoriales o cognitivas. Esto incluye desde la infraestructura urbana hasta la tecnología y la comunicación. Las barreras que deben superarse se pueden clasificar en tres categorías principales: barreras sociales, barreras físicas y barreras cognitivas. Barreras sociales como prejuicios y falta de conciencia sobre las capacidades de las personas con discapacidad, barreras físicas como la falta de rampas accesibles y ausencia de ascensores, y barreras cognitivas como la carencia de señalización clara y complejidad de la información. Superar estas barreras requiere un enfoque holístico que involucre a todos los sectores de la sociedad. 
Un entorno accesible asegura que todas las personas, sin importar sus capacidades, puedan participar de manera equitativa en la sociedad. Esto no solo mejora la calidad de vida de las personas con discapacidad, sino que también beneficia a otros grupos, como personas mayores o aquellas con movilidad reducida temporalmente.
Promover la accesibilidad universal requiere acciones concretas y coordinadas, como el diseño inclusivo, la adaptación tecnológica, la educación y sensibilización, y la creación y aplicación de leyes que protejan los derechos de las personas con discapacidad. También es importante asegurar que la comunicación sea clara y comprensible para todos. Algunas empresas ya están tomando medidas significativas para promover la accesibilidad universal, como la creación de entornos inclusivos y el desarrollo de tecnologías accesibles para todas las personas.