El origen de la accesibilidad son los siete principios de diseño universal.
El diseño universal es aplicable a productos y servicios.
Estos principios son: Uso equitativo, Flexibilidad, Uso sencillo e intuitivo, Información perceptible, Tolerancia al error, Bajo esfuerzo físico, Tamaño y espacio apropiados.
Cumplir estos principios implica considerar la accesibilidad desde el principio.
Un diseño universal es un diseño mejor, sobre todo ahora que el digital está siendo el canal prioritario para muchas personas.
La accesibilidad, la usabilidad y el ‘user design’ son aspectos muy relacionados.
No puede haber accesibilidad sin usabilidad, ni sería ético hablar de un diseño centrado en un usuario, que no sea accesible a todos los usuarios.
La accesibilidad no es hacer soluciones específicas para personas con discapacidad sino que todas las personas puedan acceder a la misma solución.
La accesibilidad se ayuda de los productos de apoyo, que son herramientas que permiten a una persona con discapacidad realizar tareas y actividades cotidianas.
Pero en ocasiones la principal barrera que encuentran las personas con discapacidad es un trato no adecuado.
Debemos evitar términos connotaciones negativas como ‘las personas que sufren una discapacidad’.
Lo correcto es referirnos a ‘personas con discapacidad’ en lugar de ‘discapacitados’, porque es importante poner a la persona antes de la discapacidad.
La accesibilidad beneficia a todas las personas, y es crucial para las personas con discapacidad porque fomenta su inclusión, respetando su autonomía, su dignidad, y su libertad de elección.