Crearles un ambiente adaptado a sus necesidades prácticas y cognitivas hará que se potencie al máximo su buen desarrollo. Partiendo de la base de que los niños aprenden y descubren el mundo de forma natural a través de la experimentación, el método Montessori establece que, para que esta experimentación se produzca, los pequeños necesitan cierto grado de libertad y autonomía, así como poder optar a multitud de opciones entre las cuales escoger. Los padres de hoy en día están de suerte, ya que cada vez es más amplia y mejor la oferta de productos para decorar los cuartos infantiles, no solo en cuanto a diversidad de estilos, sino también en lo que se refiere a su método didáctico. Introducir juguetes con los que puedan desarrollar un juego simbólico es crucial. Moquetas o alfombras grandes son imprescindibles en un cuarto infantil, ya que el suelo es su principal zona de juegos y de experimentación, así que la calidez y el confort que aportan estos textiles serán muy útiles y agradables para ellos. Fuera barrotes de camas y cunas, opta por sustituir los barrotes de las cunas tradicionales por camas muy bajitas o directamente por un colchón sobre el suelo, lo que les dará autonomía, ya que podrán acostarse cuando estén cansados o levantarse de forma natural y salir de la cama por ellos mismos cuando se despierten. Colocar espejos en el cuarto es fundamental para su reconocimiento y el de sus propias habilidades. A la hora de diseñar el dormitorio infantil, hay que hacerlo teniendo en cuenta la altura y el punto de vista de un niño, esto es entre 86-110 cm, para colocar cuadros y espejos a su medida, y guardar juguetes a baja altura para que puedan disponer de ellos con libertad. Armarios y percheros a los que lleguen fácilmente también son esenciales para su autonomía.