Los niveles de iluminación adecuados son cruciales para garantizar que los espacios sean seguros y confortables para sus ocupantes.
Una iluminación insuficiente puede provocar fatiga visual, accidentes y una disminución de la productividad, mientras que una iluminación excesiva puede ser deslumbrante y causar incomodidad.
Por ello, es fundamental encontrar un equilibrio y seguir las recomendaciones establecidas por la normativa.
En oficinas, se recomienda un nivel de iluminación de entre 300 y 500 lux en las áreas de trabajo, y entre 100 y 200 lux en las áreas de circulación.
En aulas y espacios de enseñanza, se recomienda un nivel de iluminación de al menos 300 lux.
En áreas de lectura y estudio, este nivel puede aumentar hasta 500 lux para asegurar una buena visibilidad y comodidad visual.
En hospitales y centros de salud, los niveles de iluminación varían según la actividad, como 200 y 300 lux en áreas de atención general y pasillos, y hasta 1000 lux en quirófanos y salas de tratamiento.
En el ámbito residencial, los niveles de iluminación recomendados varían según la actividad, como entre 100 y 300 lux en salas de estar y dormitorios, y hasta 500 lux en cocinas y baños.
Los niveles de iluminación recomendados varían según el tipo de actividad y el entorno.