Las Normas ISO son un conjunto de estándares reconocidos internacionalmente que fueron creados por la Organización Internacional de Estandarización (ISO) con el objetivo de garantizar que las empresas sigan unos criterios homogéneos en la gestión de su actividad.
Estos criterios cubren todos los ámbitos posibles (calidad, medioambiente, cumplimiento normativo, seguridad o salud laboral, entre muchos otros) y benefician tanto a los consumidores como a las propias organizaciones.
En el caso de los consumidores, estos estándares homogéneos e internacionales impulsan la creación de productos y servicios seguros y de calidad, lo que ayuda a proteger al usuario de posibles ineficiencias, por ejemplo, en materia de calidad o seguridad.
Con respecto a las empresas, las Normas ISO permiten ahorrar costes y tener un mayor control en todos los ámbitos relevantes para la organización, al tener unas directrices claras que seguir.
Además, disponer de certificaciones ISO significa ofrecer un sello de garantía a los consumidores, lo que constituye una importante ventaja competitiva.
La Organización Internacional de Estandarización (ISO) está formada por 167 países miembros y tiene su origen en 1947.
En 1951 se publicó la primera norma ISO y, desde entonces, y tras el reconocimiento en 1977 de este organismo como una entidad única a nivel internacional, se han publicado más de 20.000 normas que abarcan todas las áreas en las que operan las empresas.
Todas estas normas son revisadas con cierta periodicidad, con el objetivo de mantenerlas totalmente actualizadas y adaptadas a la actualidad.
De igual forma, se tienen también en cuenta nuevos ámbitos de las organizaciones que estén a día de hoy sin cubrir.