Dormir con un reloj no es intrínsecamente perjudicial para la salud, pero es fundamental considerar los posibles impactos en la calidad del sueño y el bienestar general.
El sueño es un proceso reparador esencial para el cuerpo, pero el uso constante de dispositivos como relojes puede alterar este equilibrio.
Según un informe de la National Sleep Foundation, la exposición a tecnología, incluso pasiva, puede generar microdespertares, interrumpiendo el ciclo natural del descanso.
El material de los relojes puede influir en la comodidad, las correas de plástico o metal pueden generar irritaciones en la piel, especialmente en climas cálidos o durante la transpiración nocturna.
Las funciones de monitoreo, como las alertas de frecuencia cardíaca o notificaciones de vibración, pueden afectar la continuidad del sueño, incluso si no se perciben conscientemente.
Algunas investigaciones señalan que dormir con un reloj no representa un peligro directo para la salud, pero destacan ciertos aspectos a considerar:
Exposición a radiación de bajo nivel: relojes inteligentes emiten señales de Bluetooth o Wi-Fi, aunque la cantidad es mínima.
La Organización Mundial de la Salud clasifica estas radiaciones como no ionizantes y de bajo riesgo, pero aún falta consenso sobre sus efectos a largo plazo.
Compresión prolongada de la muñeca puede dificultar la circulación en personas sensibles.
Interrupciones psicológicas, la sensación de estar “conectado” puede generar ansiedad en algunos individuos.
Los relojes diseñados para medir patrones de sueño pueden ofrecer información útil, pero su uso continuo puede volverse contraproducente.
Según un estudio del Journal of Clinical Sleep Medicine, las personas que usan dispositivos para rastrear su sueño pueden desarrollar ortosomnia, una condición en la que el deseo de dormir bien causa ansiedad, dificultando el descanso.
Aunque los relojes inteligentes ofrecen datos útiles sobre el descanso, también pueden generar una obsesión por monitorear cada aspecto del sueño, creando más estrés que beneficios.
Dormir sin relojes ni dispositivos electrónicos puede ser una opción más saludable para algunas personas, especialmente si priorizan un entorno libre de distracciones tecnológicas.
Al evitar el contacto constante con un reloj, se reduce la probabilidad de irritaciones cutáneas y se promueve un sueño más profundo y sin interrupciones.
Las tres razones por las que no deberías dormir con un reloj inteligente son:
Mayor relajación mental, al evitar estímulos asociados al monitoreo.
Reducción de interferencias electromagnéticas, por la ausencia de señales inalámbricas.
Mejor higiene del sueño, al crear un entorno más natural y libre de distracciones.
Aunque las preferencias varían según cada individuo, establecer límites claros sobre el uso de tecnología en la cama es un paso clave hacia un descanso reparador.