Reducir al mínimo el número de trabajadores expuestos al riesgo.
Evitar la exposición de trabajadores al riesgo de explosión.
Planificación del mantenimiento y las revisiones periódicas de equipos, instalaciones.
Formación e información de los trabajadores.
Instrucciones de trabajo por escrito y modos operativos de ejecución.
Cualificación adecuada y suficiente de los trabajadores.
Permisos de actividades con fuegos, llamas o cualquier otra fuente de ignición, validados por personal designado competente.
Vestimenta de trabajo de materiales que no produzcan electricidad estática: calzado antiestático y ropa de trabajo adecuada hecha de materiales que no den lugar a descargas electrostáticas que puedan causar la ignición de atmósferas explosivas.
Programa de limpieza.
Realización de controles, supervisión y vigilancia de trabajos y/o zonas de riesgo.
Señalización de las zonas de riesgo.
Actuación sobre las sustancias inflamables: Eliminación o sustitución de la sustancia inflamable: utilizar sustancias menos volátiles, con menor tensión de vapor.
Reducir la cantidad de sustancias peligrosas al mínimo de manera que la inflamación de la atmósfera explosiva no tendría consecuencias peligrosas.
Actuar sobre la granulometría de los polvos combustibles: a mayor tamaño de grano, menor posibilidad de formación de atmósfera explosiva.
Trabajar en procesos húmedos: humectación del polvo o utilización de productos pastosos en vez de pulverulentos.
Captación de vapores o polvos: extracción localizada lo más cerca posible del foco de emisión evitando así que los vapores y polvos inflamables se dispersen pudiendo alcanzar concentraciones peligrosas.
Ventilación general por dilución (válido para gases, vapores y nieblas): aportar una cantidad suficiente de aire limpio para diluir la atmósfera explosiva evitando que la concentración de inflamable alcance el LIE.
Limpieza frecuente de los depósitos de polvos: mediante aspiración, limpieza con paños húmedos de superficies o cualquier otra forma apropiada a la evaluación de riesgos, pero nunca con sistemas que pusiesen en suspensión el polvo, como equipos de barrido o soplado.
Trabajar en atmósferas inertes: la introducción de un gas inerte, por ejemplo nitrógeno, gases nobles… en proporciones suficientes, en una atmósfera inflamable, implica el empobrecimiento en la misma de oxígeno de manera que sea imposible su inflamación.
Actuación sobre los procesos: diseñar procesos que sean menos peligrosos o actuar de forma que se eviten o minimicen los escapes.
Control de puntos vulnerables: control de escapes, conexiones.
Segregación de procesos: aislar los procesos con emisión.
Transporte interno seguro: por canalizaciones fijas, contenedores herméticos.
Detección: control de las zonas de riesgo con sistemas de detección de gases.
Refrigeración.
Separadores magnéticos, gravitatorios, cribados…: evitan las posibles chispas de origen mecánico.
Calentamiento indirecto.
Sistemas de control: gases, temperatura, presión….
Equipos adecuados a la clasificación de la zona: herramientas manuales y equipos anti-chispa, puesta a tierra, conexiones equipotenciales.
Mantenimiento específico: imprescindible controlar el desgaste por aumento de vibraciones, mantener la lubricación adecuada en cojinetes y otras partes móviles previniendo también la acumulación de polvo, verificando el correcto alineamiento de ejes….